El pasado sábado 31 de julio, se presentó en el Teatro Cajigal, la agrupación argentina. Desde hace más de cuarenta años han visitado distintos lugares de América Latina y Europa, esta vez el escenario fue Venezuela, específicamente el estado Anzoátegui/ Sofía Ramírez-Miguel Villavicencio
Conocidos en Latinoamérica como un grupo de música humorística que interpretan con la ayuda de instrumentos musicales hechos por los integrantes de la agrupación, a base de materiales de la vida cotidiana. “Les Luthiers” nos trae la obra “Himnovacion”, una parodia basada en la inquietud de parte de los nuevos mandatarios por cambiar la letra del himno nacional de su país.
El auditorio se encuentra repleto y aparecen en escena dos “Luthiers” hablando con entusiasmo, comentan que está por concretarse su sueño de modificar el himno nacional, ya que tras el triunfo de las elecciones crearon la “Comisión de Mantenimiento y Actualización Permanente de la Canción Patria”, cuando nombran la abreviatura “Comacpc” se escuchan las carcajadas del público. Ellos dos presumen por ser miembros de honor del partido “Frente Liberal Estatista Lista Azul”. Se encuentran en la búsqueda del músico que modifique el himno nacional, el cual exigen que sea simpatizante de los ideales de su partido y que se encuentre afiliado al mismo.
Uno de los Luthiers afirma que el músico debe ser adicto, a lo cual contesta su compañero, que él conoce varios músicos adictos causando gracia en los espectadores. “Debe ser adicto, pero adicto a la causa; sensible al gusto de las mayorías, compositor de éxitos y músico de calidad, bueno alguna de los dos”.
Entre su “seria” conversación, se escuchan las risas de los espectadores cuando uno de ellos hace una mueca con las manos y a su vez levanta una pierna, el otro le pregunta: ¿Qué haces?, y éste afirma que esta levantándose las medias. Luego se acomoda la corbata y dice que se está acomodando sin terminar la frase, porque el otro le dice que no le diga nada, a lo que responde: “me subía el moñito, aunque ni así”.
El segundo escenario de la obra es un cuarto donde se encuentra el músico tocando piano y cantando la canción “Chiquilín Picarón”. Cuando de pronto tocan la puerta, él dice:”deben ser los políticos”.
Cuando abre la puerta son los miembros del Frente Liberal Estatista Lista Azul, quienes se presentan y comentan que acaban de ganar las elecciones y han asumido el gobierno. Toman asiento y le informan al músico, que el partido quiere encomendarle la mejora del himno nacional, a lo que dice: “no soy el más indicado, soy inepto”, pero le responden que por esa razón lo eligen, además es joven y se le pagaría veinte por ciento y noventa para ellos.
“el himno es de nuestra época de la independencia de España pero ellos son un país querido por nosotros no lo necesitamos en nuestro canto” esto se lo explican los políticos a Núñez.
Se ponen a pensar quien podría ser el nuevo enemigo que debería estar en su himno, en eso el pianista dice “los rusos y su unión soviética” el político le comentan maestro usted no lee los diarios ya no existe la unión soviética, se escuchan risas en el Teatro Cajigal.
El maestro sigue pensando, no se da por vencido y les dice que “los yankee” podrían ser los enemigos porque son unos imperialistas, los dos “Luthiers” se niegan y le dicen que lo olvide porque los Estados Unidos son los principales precursores de su actual democracia y de sus anteriores dictaduras.
El nuevo enemigo
Los Luthiers dicen que ellos piensan en todo y que su nuevo país enemigo es Noruega. Lo que más gracias le dio al público es la confusión que tuvieron los políticos con la capital del país.
El maestro no comprende cual es el conflicto con el país, los políticos dicen que odian a ese país porque aumentaron el precio del bacalao y también la cuestión de “limites” todo los observadores rieron con esto ya que Noruega no pertenece al continente latinoamericano.
Con el enemigo noruego Carlos Núñez canta a todos los presentes su himno creativo, con sonidos del piano en tono de guerra que pueden llegar a parecer como una ópera, las carcajadas de los presentes eran tan fuertes como el sonido de la música.
Al culminar el maestro hace unos retoques a la canción, los políticos se despiden, las luces se apagan y el escenario mágico cierra en aplausos.
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